Todas las personas necesitan alimentos para vivir. La comida nos aporta elementos que nuestro cuerpo no es capaz de generar. Comemos por dos motivos básicos, uno es para obtener sustancias químicas que nuestro cuerpo no es capaz de sintetizarlas y por otro lado aportar energía para el funcionamiento diario.
Podríamos comparar nuestro organismo a una empresa, la cual requiere materia prima, siendo en nuestro casos las sustancias nutritivas (glúcidos, proteínas, lípidos, minerales y vitaminas), energía para hacer funcionar las máquinas (que también la aporta lo que comemos), para producir trabajo y productos (todas las actividades que realizamos día a día). Esta analogía nos permite comprender mejor porque es tan importante conocer no sólo el ingreso de materiales que se producen a nuestro cuerpo sino también el gasto.
Aquí intervienen las calorías, que es una unidad que mide la energía contenida en una sustancia. Los glúcidos aporta 4 calorías por gramo al igual que las proteínas, en cambio los lípidos aportan 9 calorías por gramo. Los micronutrientes como vitaminas y minerales no aportan valor energético. Teniendo en claro esta diferencia de aportes energéticos vemos como las grasas que forman parte del grupo de lípidos hay que consumirlas en la menor proporción posible.
Tampoco es necesario estar contando calorías en lo que comemos, ya que no brinda buenos resultados. Para lograr un buen peso hay que equilibrar los ingresos con los egresos. Los ingresos se miden por la comida y bebidas consumidas, no olvidar que cada gramo de alcohol aporta 7 calorías. Los egresos dependen de la actividad diaria que tengamos, el tipo de trabajo que realicemos y los deportes que practiquemos. No es lo mismo trabajar en algo que requiere un gran esfuerzo físico que realizar un trabajo de escritorio, tampoco realizar diez horas de deportes semanales que no practicar ninguno.
Este balance energético es vital si queremos lograr una buena figura a largo plazo, si no controlamos los dos extremos del problema nunca podremos aproximarnos a su resolución. Se genera una tensión constante entre ambos extremos, debemos visualizar esta problemática para mantenernos en el equilibrio, así lograr mantener nuestro peso correcto a largo plazo.
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