El tomate
Es pobre en calorías, pero es rico en agua cuando está crudo, en fibra y antioxidantes, y sobre todo es rico en licopeno, el pigmento rojo que da color a la fruta. El licopeno no sólo está presente en el tomate, sino también en los albaricoques, la sandía, el pomelo rosa, la naranja sanguina. Pero conviene saber que este carotenoide se concentra esencialmente en la piel de la fruta que lo protege del sol.
Autor: Anelka-Pixabay
Este papel de protección es del que se beneficia el organismo a condición de consumir las frutas y el tomate con su piel. El tomate es rico en licopeno. Todas las preparaciones a base de tomate cocido son ricas en este antioxidante, que es célebre por frenar la proliferación de células cancerígenas. Algunos estudios han demostrado que tasas altas de licopeno en la sangre iban de la mano con una baja incidencia de enfermedades cardiovasculares, y sobre todo de cáncer de próstata.
Este papel de protección se materializa bajando la tasa del colesterol malo, la presión sanguínea, pero sobre todo protegiendo contra ciertos tipos de cáncer como el de próstata. El licopeno es célebre y su acción es reconocida contra este cáncer que tanto afecta a los hombres. El tomate previene igualmente la inflamación de la próstata.
Contrariamente a la mayoría de las vitaminas que se pierden durante la cocción, el licopeno gana en disponibilidad cuando el tomate está cocido. Y además, es excelente para la piel, un excelente antioxidante y por lo tanto antiedad, puesto que combate los radicales libres.