El Indice de Masa Corporal, verdades y mitos

Muchos lo tienen como una especie de dogma a seguir. Para muchos otros es un objetivo ineludible. El Indice de Masa Corporal nace como tal en 1972, cuando Ancel Keys, el padre de la dieta mediterránea, decide designar con este nombre a una fórmula matemática conocida desde hace mucho tiempo como el Índice de Qaetelet. Fue este matemático belga el primero que insinuó en uno de sus trabajos, que a lo largo de la vida del ser humano, el peso aumenta con el cuadrado de la estatura. El no lo formuló así, pero más tarde apareció la famosa fórmula que hoy en día se sigue utilizando, y que nos dice que IMC= KG/m2.

La fórmula comienza a ser popular en la década de los 80, cuando se pone en boga como medidor de la obesidad en el ser humano, tras un estudiado realizado a más de 100 personas de distinta raza, sexo y complexión. En los años posteriores al estudio se van afianzando los puntos de corte que delimitan el estado de la obesidad del sujeto, siendo actualmente los siguientes:

  • Bajo peso cuando el IMC<18,5
  • Peso normal cuando el IMC está comprendido entre 18,5 y 24,9
  • Sobrepeso cuando el IMC está comprendido entre 25 y 29,9
  • Obesidad cuando el IMC > 30

Evidentemente, a las personas que superan con creces ese nivel de 30 se le asignan los distintos tipos de obesidad, hasta la mórbida, que es la más grave y potencialmente peligrosa de todas. Pero, ¿este método sigue siendo fiable para saber si una persona es obesa o no, en términos científicos?

Pues la respuesta es depende. Este índice esta preparado para personas que estén entre los 20 y los 68 años aproximadamente, y es un buen indicador de obesidad si se utiliza y se interpreta correctamente. ¿Pero que pasa con las personas que estén por encima o por debajo de esas edades, por ejemplo, los adolescentes?

Pues que para estas personas se utilizan otros baremos de corte en cuanto al Índice de Masa Corporal, adaptados a su edad, como por ejemplo, pasa con los niños. Estos tienen sus propias tablas percentiles, diferenciadas también según el sexo, para determinar su obesidad. Y al contrario de lo que muchos pueden pensar, estas tablas son igual de útiles o más que la fórmula del IMC, puesto que controlar este problema desde la infancia es muy importante para que no se convierta en algo más grave en la adultez.

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  1. Romy Edith Ocampo Rábago 27/09/2016