Alimentarnos implica ingerir diversas sustancias químicas, las cuales, son degradadas en sustancias más simples por la digestión
Este proceso continuo de ingreso de nutrientes implica la necesidad de un buen sistema de regulación del proceso para poder obtener los máximos beneficios para el organismo.
A medida que una persona envejece se van produciendo cambios a nivel del metabolismo, lo que lleva a que este proceso de manejo de sustancias se vea disminuido en cantidad y calidad.
A nivel de los tejidos, en el metabolismo energético de cada célula se producen sustancias de desechos, muchas de las cuales son tóxicas para el organismo. Para evitar esta situación es necesario diluirlas lo suficiente para que no nos afecte, como hemos visto en Gorda, un adecuado consumo diario de líquidos facilita este proceso de eliminación a través de la orina.
Una de las sustancias que se producen son las oxidantes, es decir, con capacidad de degradar y destruir otras sustancias químicas. Frente a esta situación aparecen los bien conocidos antioxidantes que pueden contrarrestar sus efectos.
Los antioxidantes son producidos por el propio cuerpo y son ingeridos con la dieta. Se encuentran mayormente en frutas, verduras, leguminosas, cereales y en algunos otros alimentos.
Consumir una mayor cantidad de estos alimentos proveerá al organismo de mayor cantidad de sustancias antioxidantes, contribuyendo con la neutralización de las sustancias tóxicas.
Una de las teorías que propone el motivo de envejecer establece que es porque se produce un desequilibrio entre ambas sustancias a favor de las oxidantes.
En conclusión, hay que realizar una tarea preventiva, si logramos tener una buena alimentación saludable, equilibrada y con un consumo importante de sustancias antioxidantes podremos contribuir en evitar el envejecimiento. No estamos diciendo que sigamos siendo jóvenes por siempre, pero si que contribuirá a disminuir los problemas de falta de memoria, desconcentración y menor rendimiento intelectual, buscando lograr una vejez más activa y plena. Aspirar a una vejez con salud implica tener una adecuada alimentación balanceada desde que somos jóvenes.